La postura corporal, que ha de observarse por todos, es un signo de la unidad de los miembros de la comunidad cristiana, ya que expresa y fomenta el pensar y el sentir de los participantes. (Art. 42)
Los fieles estarán de pie:
1) Desde el principio del canto de entrada, o mientras el sacerdote se acerca al altar, hasta el final de la oración colecta.
2) Al canto del aleluya, durante el Evangelio, la profesión de fe y la oración de los fieles y también desde la invitación “orad hermanos”.
Estarán sentados durante las lecturas y el salmo responsorial, durante la homilía y mientras se hace la preparación de los dones en el ofertorio.
Se pondrán de rodillas durante la consagración. Ante un impedimento físico o limitaciones de espacio, los que por estas razones se queden de pie, harán inclinación profundacuando el sacerdote, después de mostrar el Cuerpo y la Sangre del Señor, hace la respectiva genuflexión. (Art. 43)
El Aleluya se canta en todo tiempo, fuera de Cuaresma. En el tiempo de Cuaresma, en lugar del Aleluya se canta el verso que presenta el leccionario antes del Evangelio. (Art. 62)
Cuando hay una sola lectura antes del Evangelio (Entre semana), si no se cantan, el Aleluya o el verso antes del Evangelio, pueden omitirse. (Art. 63 c)
Las preces las lee un solo lector, y no un lector para cada petición. (Art. 71)
La plegaria Eucarística “Por Cristo, con Él y en Él…” solo la pronuncia el sacerdote. Los fieles responden: Amén.
El rito de la paz ha recibido una nueva clarificación y límites: “Conviene que cada uno exprese sobriamente la paz solo a quienes tiene más cerca. Tampoco hay nunca ningún canto de paz”. (Art. 82)
A la proclamación del Evangelio, destacando su importancia, “los presentes se vuelven hacia el ambón”. (Art. 133)
Sobre el altar o junto a él, debe haber UNA cruz, con la imagen de Cristo crucificado, de modo que resulte bien visible para el pueblo congregado. (Art. 308)
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